Si alguna vez viviste o estuviste cerca de un maestro, como hijo o hermano, entonces conoces de primera mano los grandes sacrificios y esfuerzos que demanda esta noble e incomprendida profesión.
Es que el maestro es el único profesional que está en todas partes: en los desiertos, en las punas, las quebradas y en los parajes más recónditos de nuestra patria, con el solo fin de luchar contra la ignorancia y dotar de conocimiento a la niñez y juventud.
Porque solo el maestro utiliza toda su formación e ingenio en tratar de hacer comprensible lo incomprensible, para lo cual usa todo su tiempo en prepararse y realizar la evaluación del avance de sus niños. Las 24 horas del día quedan cortas. Hay quienes erróneamente piensan que la jornada laboral del maestro es la que desarrolla en el aula.
Esta profesión se lleva en el alma y solo Dios la valora en su exacta dimensión. Por eso todos tenemos una gran deuda con los maestros, a quienes debemos todo nuestro respeto y consideración, pero igualmente la sociedad y el estado deben otorgar a los maestros un justo reconocimiento económico y social.
En la escuela muchas veces nos enfadamos con nuestros maestros, porque a veces nos hacen sufrir con sus exigencias y es que de pequeños solo pensamos en jugar y disfrutar, mientras que ellos tratan de enseñarnos y prepararnos para tener una vida mejor. Seguro que ya adulto recuerdas con cariño a algunos con los que coincidiste y que se esforzaron en hacerte un hombre de provecho, enseñándote con paciencia y dedicación.
Cuando ya no estés en la escuela, visita a tus maestros. Si aún trabajan o tal vez ya no, les darás una alegría inmensa, porque nada les gusta más que ver a sus antiguos alumnos, saber cómo les va, charlar con ellos y ver en qué se han convertido esos niños que ayer amó como hijos.
Por todo eso para todos los maestros de Huaral y del Perú, nuestro abrazo fraterno de cariño y agradecimiento. ¡Feliz día Maestro Peruano!.
