El jefe de la tribu Kayapo del Brasil, recibió la peor noticia de su vida: Dilma Rousseff, presidenta de dicho país, ha dado el visto bueno a la construcción de una enorme planta hidroeléctrica (la tercera más grande del Mundo).
Es la sentencia de muerte a todos los pueblos cercanos al río, ya que la presa inundará 400 000 hectáreas de bosque. Más de 40 000 indígenas no tendrán donde vivir por la destrucción del hábitat natural, deforestación y desaparición de multitud de especies.
¡40 000 seres humanos!. La “impresión” que tuvo el jefe de la comunidad Kayapo al enterarse de esa decisión, su gesto de indignación e impotencia, bajando la cabeza, llorando… ante el avance de nuestro progreso hipercapitalista, la modernidad depredadora, la civilización que no respeta la vida y el ambiente.
¿Y qué va a ser también de los Dongria Kondh en la India?, en la misma situación, luchando en defensa de sus montañas contra el gigante minero Vedanta Resources y tantos y tantos seres humanos, como nuestros compatriotas de Cajamarca, Ancash, Cuzco y Arequipa.
Al parecer a nadie le importan, solo interesa la voracidad de las empresas archimillonarias, que en todo el mundo siguen acrecentando sus fortunas, sin pensar en los necesitados, en los oprimidos y menos en la conservación de nuestro mundo, que cada vez se acerca más a su apocalíptico final.