El Viernes Santo no solo es el día de mayor importancia en la Semana Santa, sino el de mayor trascendencia para toda la cristiandad, porque nos recuerda el sacrificio realizado por Jesús de Nazaret, al dar su vida por la humanidad, muriendo crucificado en la Cruz.
Este día se desarrolla el Vía Crucis, que consiste en hacer un recorrido recordando “Las 14 estaciones”, que son los momentos preponderantes del camino de Jesús por la Vía Dolorosa, con la cruz a cuestas, rumbo al monte del Calvario donde fue crucificado.
En los templos se realiza el Sermón delas Siete Palabras, analizando las 7 frases, que según los evangelios, pronunció Jesús, estando ya clavado en la Cruz, antes de morir.
La iglesia Católica manda a sus fieles a guardar ayuno o abstinencia de carne, a fin de hacer propios los sufrimientos de Cristo; en su lugar se puede comer pescado.
Siguiendo una antiquísima tradición, en este día no se celebra la Eucaristía y se adora la Cruz. En lugar de la Misa, se celebra la «Liturgia de la Pasión del Señor» a media tarde del viernes, de ser posible cerca de las tres de la tarde, hora en la que se ha situado la muerte del Señor en la cruz. Puede celebrarse más tarde, pero nunca después de las seis.
