¿Qué haría si tuviera que contestar tres mil millones de preguntas al día? Si usted es Ben Gomes, vicepresidente de búsquedas de Google, es el responsable de responderlas todas en el menor tiempo posible y en todas las plataformas: computadoras de escritorio, tabletas, teléfonos. Y ahora también de viva voz.
Las búsquedas son la razón de existir y la gallina de los huevos de oro de Google, al punto que le generaron la mayoría de los más US$50.000 millones de ingresos que obtuvo año pasado. Pero para Gomes son también “una manera de mantener una conversación continua con el usuario para saber qué es lo que quiere”.
Este gurú de las búsquedas nació en Tanzania hace 45 años, se crió en India y estudió en Estados Unidos.
Gomes trabaja con otros cuatro ingenieros en un desordenado cubículo en Googleplex -la sede de la empresa en Mountain View, California- en el edificio 43, la Meca de las búsquedas.
Desde su modesta guarida, Gomes y su equipo escudriñan minuciosamente la red de redes para alimentar el popular motor de búsquedas, que ahora es parte de nuestra vida diaria.
“Cuando llegué a Google en 1999, lo que se entendía por búsqueda era básicamente buscar palabras en un documento. Después adoptamos la visión de que íbamos a entender qué es lo que quiere la gente y darle lo que necesita”, le explica a la BBC.
Hoy, reptando por más de 20.000 millones de páginas diariamente en la permanentemente en expansión red de redes, Gomes y su ejército, un número importante de los 44.000 empleados de las compañía, usan algoritmos en un intento por hacer las búsquedas intuitivas, multimedia e inteligentes.
ORGULLO MATEMÁTICO
Las “matemáticas que usan las computadoras para decidir cosas” –como el experto en algoritmos Kevin Slavin los llamó alguna vez- ayudan a clasificar páginas en orden de importancia, identifican errores gramaticales, aportan palabras alternativas, usan predicción para completar preguntas y unifican los resultados usando imágenes, audio, video y voz.
También tratan de profundizar en el significado de las palabras solicitadas para “destecnificarlas y ponerlas en un lenguaje más natural”, así como para reconocer palabras con significados similares.
Y, con un dejo de disimulado orgullo, Gomes habla animadamente de Knowledge Graph, una función estrenada el año pasado para hacer que los algoritmos “actúen más humanamente” en un intento por ofrecer respuestas instantáneas. La revista Time la bautizó como “la nueva frontera de búsquedas”.
“Es una base de datos de todas las cosas del mundo. Vincula diferentes bases de datos y las unifica en una única y coherente que tiene cerca de 500 a 600 millones de personas, lugares y cosas y 18.000 millones de atributos y conexiones entre esas cosas”, explica Gomes.
Pero algunos escépticos, como el columnista de tecnología Mala Bhargava, creen que hay algunos escollos.
“Google hace un trabajo extraordinario con la continua evolución de búsquedas, introduciendo nuevas características todo el tiempo. Pero la innovación siempre camina en una cuerda floja entre tener una utilidad, casi profética, y ser excesivamente personalizada y dirigida, al punto de ser insignificante”, afirma.
Sin embargo en Google creen que el hecho de manejan una impresionante cifra de más de 100.000 millones de búsquedas cada mes demuestra su popularidad. Un 15% de las búsquedas que ven a diario son nuevas, preguntas que no se han contestado nunca antes.
También está el detalle de la velocidad de las búsquedas. Cuando Gomes se unió a Google en 1999, después de un tiempo trabajando en programación en lenguaje Java en Sun Microsystems, algunas búsquedas podían tardar hasta 20 segundos.
Cuando busqué a Ben Gomes en Google, el buscador me presentó 19 millones de resultados en 2,8 segundos.
INTERESES QUÍMICOS
Lo que posiblemente una búsqueda de Gomes no le dirá es que cuando crecía en Bangalore, India, estaba más interesado en la química que en las computadoras.
Tanto así, recuerda, que un día compró ácido sulfúrico en una tienda y se fue caminando a la escuela “meciendo la botella en mi mano, tan contento”.
Pero luego fue a una escuela con compañeros como Krishna Bharat, quien luego sería en el hombre detrás de la página de noticias de Google, y que tenía entre sus estudiantes a Sabeer Bhatia, fundador de Hotmail.
Así que cuando su hermano le compró una microcomputadora en 1983, el joven Gomes se sumó a un pequeño grupo de personas interesadas en esas máquinas en lo que todavía era un país tecnofóbico.
Gomes, hijo de un distribuidor de autos y una maestra de escuela, se mudó a EE.UU. hace 25 años. Estudió en Berkeley, donde obtuvo un doctorado en ciencias de la computación.
Y entonces, sucedió internet.
Fue por esos tiempos que su compañero Krishna Bharat le habló de Google y él se unió a esta relativamente desconocida compañía “porque pondría a disposición del mundo los contenidos mediante una herramienta de búsqueda realmente buena”.
¿Cuál es la próxima frontera de las búsquedas?, le pregunté.
“Las búsquedas se están haciendo móviles, en teléfonos y tabletas. El desafío es que en una pequeña pantalla es difícil escribir. La oportunidad está en que tienen muy buenos micrófonos y pantallas táctiles”, responde.
“Eso puede permitir un nuevo tipo de interfaz. Así que nos percatamos de que queríamos construir una interfaz que se parezca más a la forma en que le hablas a una persona y haces preguntas”.
Con un brillo en sus ojos, Gomes toma su teléfono inteligente marca HTC y espeta una serie de preguntas a la aplicación de búsqueda de Google.
“¿Quién es el presidente de India?, pregunta y una voz de mujer responde: “Pranab Mukherjee”.
“¿Qué edad tiene?” replica Gomes y la voz responde fuerte y claro: “Tiene 77 años”.
“Está bueno, ¿no?”, me pregunta Gomes y remata: “y se va poner mejor y más inteligente”. BBC