Nuestros Padres de la Patria, haciendo oídos sordos del clamor nacional, insultando a toda la clase trabajadora del Perú que a pesar de paros y huelgas no han conseguido ni un céntimo de aumento en sus haberes durante el 2012, justificando que requieren dinero para sus pasajes (Conchudos, que viajen con la suya) y desoyendo las recomendaciones de algunas honrosas excepciones del Congreso, aprobaron contra viento y marea, a través de su Consejo Directivo, el tan cuestionado aumento de más de 7 mil nuevos soles que ellos mismos se han hecho. La palabrita Bono de Representación, no se la creen ni ellos mismos.
Ya es el momento de que estos señores dejen de ser zánganos de un país en el que campea la pobreza y la necesidad de la inmensa mayoría. Es momento también de que se fijen disposiciones y mecanismos para que a estos personajes se les exija ser profesionales idóneos y probos. No simples aventureros ansiosos de dinero y de poder. Además habría que recortarles muchas de las gollerías que disfrutan por no hacer casi nada, ya que los problemas como la miseria, el desempleo, los bajos salarios, la corrupción, la delincuencia, la inseguridad ciudadana, nuestro bajo nivel cultural, nuestro escaso desarrollo, permanecen inalterables.
A través de las Redes Sociales, se viene proponiendo para el día 16 de Enero la realización de un Paro Nacional de Protesta contra este insolente aumento. Es realmente el momento de protestar pública y unitariamente contra la sinvergüencería de vivir a costa de los peruanos. Sólo se requiere de alguna persona u organización que lidere está justificada protesta contra estos otorongos insensibles.
Hace más de 20 años que no tenemos una clase política, sólo aventureros que buscan plata, contactos y vida fácil. Todos sabemos que con dinero compran su ubicación en la lista de los partidos corruptos para asegurar su curul y no olvidemos que hay un responsable de la desaparición de la enseñanza política en nuestra patria y que hoy pide indulto.
A nivel nacional las reacciones no se hacen esperar: En Arequipa, como producto de la indignación, se originó en la Plaza de Armas una marcha de maestros pensionistas que llegó hasta las oficinas de los Congresistas Ana María Solórzano, Marcos Falconí, Justiniano Apaza y Juan Carlos Eguren, donde arrojaron huevos y basura.