En una primera impresión estas espectaculares imágenes parecen mostrar olas de 15 metros de altura que quedaron congeladas instantáneamente cuando rompían.
Las fotos son reales, pero aunque fueron tomadas en los gélidos paisajes antárticos no se trata de un tsunami congelado por frío bajo cero como se publicó en las últimas semanas en algunos foros de Internet.
Las imágenes fueron tomadas por el científico de Tony Travouillon cerca de la base francesa de Dumont D’Urville, en la Antártica, y muestran el fenómeno natural de compactación que hace que el hielo llegue a tomar una hermosa tonalidad azul.
La muralla se creó cuando el hielo se comprimió a tal punto que las burbujas de aire atrapadas en su interior fueron expulsadas. Después de eso se produce un fenómeno óptico que hace que el hielo refleje la luz azul.
Para ser visible todo objeto debe reflejar al menos una parte del espectro de luz. En el caso de la nieve y el hielo, las miles de burbujas de aire atrapadas en su interior reflejan la luz casi por completo, dándole la mayoría de las veces un aspecto totalmente blanco.
Pero en el caso de los icebergs y los glaciares, dado que el hielo se va compactando y las burbujas de aire van siendo expulsadas, la densidad del hielo aumenta.
Ocurre que el enlace entre el oxígeno y el hidrógeno del agua absorbe muy bien el espectro amarillo y rojo de la luz, pero muy mal el azul y –más bien- lo refleja. Y mientras más denso sea el hielo, más liso y azul se verá, en este caso como una gigantesca y ondulante ola.
Tony Travouillon, quien desarrolla proyectos de astronomía de gran tamaño –que incluso lo han traído a Chile- tomó las fotos en 2004 mientras hacía un doctorado en la Universidad de New South Wales, en Sydney Australia.
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