El periodismo es una noble profesión, como nobles deben ser quienes la ejercen, que exige la práctica permanente de valores éticos, morales, espirituales, cívicos, sociales y patrióticos. También exige una gran capacitación intelectual y un elevado nivel cultural, porque se trata de una profesión cuya práctica demanda integridad y probidad personal.
Lamentablemente hay una casta deleznable de pseudo periodistas que hacen que esta profesión se denigre, propagandizando aberraciones e inmoralidades y prestándose servilmente a intereses mezquinos, demostrando una deplorable inmundicia que los convierte en extorsionadores, chantajistas y propagandistas a sueldo de acciones corruptas.
Ahí se les ve en los medios sembrando discordia, vendiendo mentiras, dedicándose al chisme barato y alimentando de carroña la mentalidad de la gente, todo a cambio de unos cuantos soles.
A estos fariseos del periodismo, les recordamos las expresiones de Ryszard Kapuscinski (Gran periodista y literato polaco): «Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias» .
A ellos les sugerimos la lectura del Código de Ética Periodística de la FPP, que es a juicio de los entendidos uno de los más modernos y completos que existen y que fue elaborado por el distinguido federado Alfredo Vignolo Maldonado, con los destacados periodistas Campos Lama, Gómez Linares y Humberto Milla, en el 2001.