Según un estudio realizado por Rodrigo Hamede, el cual fue publicado en el diario de la Sociedad Británica de Ecología Animal, dice que cuando un demonio de Tasmania es mordido, es muy probable que se infecte de cáncer, por ende, por la agresividad del animal, el mismo se encuentra en peligro de extinsión.
La extinción por la Enfermedad del Tumor Facial del Demonio (DFTD), es un cáncer que se transmite cuando los animales se muerden entre sí. Por esta razón, se cree que más del 60% de los animales han fallecido desde 1996, año en el que se descubrió esta enfermedad.
«Nuestros resultados establecen que los demonios con picaduras son más propensos a desarrollar el cáncer facial, fueron muy sorprendentes y contraintuitivos», manifestó Hamede.
Lamentablemente actualmente no existe una vacuna o tratamiento para curar el cáncer facial del demonio y es por eso que los animales infectados no sobreviven por un tiempo mayor a seis meses.
La república