Los piercings que más complicaciones generan son ´los de la lengua, los labios y los genitales´.
Investigadores han desarrollado una revisión de estudios en la que, además de confirmar cuáles son las complicaciones más habituales, se observan otras que entrañan mayor riesgo.
Un estudio recién publicado en «American Journal of Clinical Dermatology» revela que el 20% de los casos de personas que se someten a un piercing sufren de complicaciones como infecciones y sangrados locales.
Pese a ello «entre la gente joven parece que el mensaje no impresiona», afirma la principal autora de la investigación, Anne Laumann, profesora de Dermatología en la facultad de medicina Feinberg de la Universidad Northwestern de Chicago (EEUU).
Lo deseable sería que los interesados «se informasen más sobre las repercusiones» que esta práctica puede tener sobre su salud. «La prevención es el objetivo, no el enemigo», añade.
Laumann y su equipo han desarrollado una revisión de estudios en la que, además de confirmar cuáles son las complicaciones más habituales: infecciones y sangrados locales, observan otras que, aunque más raras, entrañan mayor riesgo.
Así, por ejemplo, se encuentran casos de hepatitis, endocarditis (infección del endocardio) y abscesos cerebrales (infección en el cerebro). También se han registrado dermatitis de contacto, hemorragias, formación de queloides (mala cicatrización) y daños en los nervios.
Como informa elmundo.es, problemas pueden aparecer o no dependiendo de los materiales que se usen, de la experiencia de quien los pone, de la higiene del procedimiento, de los cuidados posteriores y, sin duda, de las zonas del cuerpo.
Como asegura Eduardo Fonseca Capdevila, jefe de Dermatología del Hospital Universitario de A Coruña, los piercings que más complicaciones generan son «los de la lengua, los labios y los genitales».
Según la revisión de «American Journal of Clinical Dermatology», los «piercings» en la boca causan numerosas lesiones bucodentales tras la colocación: inflamación, dolor, dificultades para hablar y masticar, alteración del gusto, sangrado, aumento de la salivación, infección y reacciones alérgicas al material.
Al cabo del tiempo, los adornos de la lengua y los labios también provocan otros daños como fisuras, abrasiones, pigmentaciones, úlceras, crecimiento exagerado del tejido cicatricial o depapilación, es decir, pérdida del triángulo de encía que hay entre diente y diente.
En cuanto a los «piercings» genitales, afirma la revisión de Laumann, pueden causar obstrucción de la uretra e infecciones que derivan en infertilidad. Incluso los adornos «favorecen la transmisión de determinadas infecciones y enfermedades como hepatitis, sífilis, VIH».