En el día del padre, progenitores huaralinos celebraron su día, ya sea en el calor de sus hogares acompañados de sus hijos y hasta nietos, o salieron a disfrutar de almuerzos y cenas en los principales restaurantes de la ciudad, los cuales estuvieron abarrotados de comensales debido a la gran afluencia de público.
Otros prefirieron ir a recreos campestres para disfrutar de aire puro y distraerse del quehacer diario, degustando del popular chancho al palo, carapulcra, pato en ají, chicharrones de chancho, conejo y cuy; que en ellos se preparan.
Mientras que otros prefirieron visitar los camposantos llevando flores a la tumba de sus padres fallecidos, algunos de ellos contrataron rezadores que oraron ante la tumba de sus seres queridos, de una forma u otra, padres huaralinos pasaron su día en alegría.