La inauguración del local que servirá de refugio a los niños, adolescentes y ancianos, en situación de abandono, sirvió para demostrar la pérdida total de escrúpulos de quienes ostentan el poder temporal que les da el pueblo en cada elección.
La presencia de un grupo de vendedores al menudeo de aplausos y vítores, deslucieron completamente un evento de gran significado social, que hubiera servido para lavar, en algo, la mugrienta faz de un gobierno regional que en cada acto ha demostrado su incapacidad.
Utilizar como un grotesco mitin político, con fines electorales, la ceremonia de inauguración, causó entre las personas que asistieron por invitación del sacerdote José Martínez, que dicho sea de paso fue la gran mayoría, la sensación de haber sido utilizadas para complacer el ego político de la autoridad regional.
El descaro cometido no causó el menor sonrojo a Nelson Chuì Mejía, por lo visto y oído, podemos decir con absoluta seguridad, que en ningún momento se dio cuenta que utilizaba la necesidad de los abandonados de nuestra sociedad, causada por malos gobernantes como él, para que les sirvieran como receptores de una generosidad que no tiene.
También fue lastimoso escuchar a un representante del clero, delegado del Obispo de la Diócesis de Huacho, que la obra realizada se debía a que Dios había iluminado al mal presidente regional, para que hiciera tan necesaria infraestructura. Este sacerdote convertido en panegirista político del desatinado presidente regional se convirtió en un blasfemo al utilizar en beneficio electoral a Nuestro Supremo Hacedor.
Al parecer sus ocupaciones sacerdotales no le han permitido conocer que es obligación de toda autoridad administrar los fondos públicos en beneficio del pueblo que gobierna y que, en este caso particular, había realizado lo que, al parecer, será lo único cuerdo que habrá hecho en su nefasta gestión.
Es bueno recordar que la obra es producto de una iniciativa de la ex consejera regional Carmen Carvallo Gauthier y que fue postergada, al inicio de la actual gestión regional, porque manifestaban que no era una obra de impacto regional y que el gobierno entrante solo haría esa clase de obras y mando al tacho proyectos de toda índole con la complacencia de la mayoría de alcaldes.
Posteriormente ante la incapacidad manifiesta para el manejo de la inversión, empezaron a recoger –en buena hora- proyectos como la del albergue, entre otros.
Esperamos que las autoridades se hayan dado cuenta de la barrabasada cometida y que la vergüenza les exija pedir disculpas al pueblo de Huaral y en especial a los pobres que han sido utilizados solo como parte de una parafernalia electoral.
Agencia Huaralina de Noticias